Para de nuevo de pelechar
Desde 2016, el equipo de DiÔlogos con sentido y sus participantes han tenido la fortuna de refrescar sus ideas, saberes, preguntas y exploraciones creativas a partir del intercambio con diferentes artistas residentes. Estos procesos de pensamiento y creación llegan recurrentemente a esta experiencia de ciudad para acompañarnos a inspirar y expandir las búsquedas de niños, niñas, jóvenes y mediadoras.
A continuación, compartiremos el proceso de Latoya InĆ©s Serna, que desde su propuesta, en 2019 se articuló a nuestras intenciones y aprendizajes de intervención simbólica en el espacio pĆŗblico del Museo y el centro de MedellĆn, el territorio que habita la mayorĆa de las niƱas y los niƱos participantes del programa.
Deconstruir las fronteras que nos marcan para que la vida sea posible en libertad. De eso se trató esta experiencia en la que, junto a uno de los grupos de niƱos y niƱas participantes del programa, reconstruyeron las historias que tuvieron que vivir al migrar de su natal Venezuela. Las reflexiones sobre el acoso, la burla, la violencia fĆsica, psicológica y sexual, y el no poder tener un perrito, son algunos de esos otros relatos limĆtrofes encontrados.
Los encuentros semanales trascurrieron a travĆ©s del diĆ”logo, la exploración y la creación detrĆ”s de entenderse como niƱos y niƱas migrantes. Cada quien creó un personaje, en procesos de pensamiento, memoria y relato que, desde la expresión corporal y la creación plĆ”stica del vestuario, fueron logrando profundidad y forma. El cuerpo como territorio y lenguaje de expresión, fueron los conceptos que tejieron sus voces en la configuración de un personaje al que la artista Latoya Serna darĆa vida como un avatar real portador de la esperanza y de nuevas oportunidades de vida y buen vivir.
La fachada sobre Carabobo que tiene el Museo de Antioquia fue nuestro escenario y cada persona que pasaba por allĆ, ese sĆ”bado 19 de octubre en la maƱana, se convirtió en nuestro pĆŗblico. El corazón nos latĆa acelerado desde lo profundo, y con la consigna de que ācada quiĆ©n se encarga de sĆ mismo y de nadie mĆ”s sin importar lo que paseā salimos a la Plaza Botero a jugar, sembrar y contar a partir de nuestro cuerpo y sus actos simbólicos aquellas fronteras que ahora queremos desdibujar para siempre.